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VISITA DEL OBISPO MARIANO MARTI A EL GUAPO, AÑO 1784.




No se imaginaría el obispo de Venezuela, el catalán Mariano Martí Estadella, que, producto de su rocambolesca Visita Pastoral que en el siglo XVII hiciera a la inmensa y poco poblada Diócesis que albergaba su rebaño, que legaría para la posteridad el documento más completo y obsesivamente detallado que hoy, los habitantes del siglo XXI, veríamos como los retazos de una colosal novela costumbrista y honradamente picaresca de la vida colonial venezolana.

El Libro Personal o Secreto es una especie de vademécum incuestionable de datos e informaciones en 994 infolios manuscritos celosamente mantenidos bajo llave, que pacientemente escribió el propio Obispo Martí durante toda la Visita Pastoral entre 1771 y 1784.

Para lograr las informaciones requeridas se valía de comisionados confidenciales o visitadores por medio del teniente de gobernador y los párrocos en sitios de la jurisdicción donde hubiera mucha población para que vigilaran la vida y costumbres de los habitantes y avisar luego a la autoridad civil y eclesiástica para hacer cesar los libidinosos y escandalosos percances mediante castigos o amonestaciones.

En los 22 años como ocupante de la silla episcopal de Caracas y como obispo de Venezuela desde 1770 hasta 1784, la mitad de ese tiempo ejecutó la proeza de atravesar a pie, en mula, canoas y caballos casi toda la geografía para arribar a ciudades y pequeños y apartados pueblos de pobretones aspectos adonde alcanzara el cayado de la autoridad para su grey.

Todo lo anterior corresponde a los detalles que brinda el escritor y cronista larense Omar Garmendia en su artículo “El Libro Secreto del Obispo Mariano Martí”, sobre los registros personales del mencionado Obispo. A continuación, se presenta una recopilación de sus apuntes sobre la visita que realizó a la comarca de El Guapo en el año 1784.

Proveniente de Panaquire, se había embarcado hacia El Guapo el 9 de febrero navegando por los río Tuy y Paparo, para luego caminar por toda la orilla del mar hasta comenzar a embarcarse nuevamente por el río Guapo, pisando suelo guapeño el día 11 de febrero de en horas del mediodía. Advierte que el río Guapo solo se puede navegar con remos en una buena lancha hasta cuatro leguas, más o menos, desde el mar, porque más arriba se estrecha y tiene poco agua, permitiendo solo el navegar de cayucos y canoas pequeñas, y lo compara en cuanto a sus dimensiones con el río Guaire, en Caracas.

Asegura que la Iglesia del caserío está edificada bajo la advocación de San Felipe Neri, administrada temporalmente por el padre fray Joseph Francisco Segovia y consta de una sola nave, con paredes de bahareque doble y cubierta de palma. El único altar mayor consiste en un nicho, dentro del cual hay una imagen de bulto, vestida, de Nuestra Señora de La Candelaria, y sobre este nicho hay un cuadro de la coronación de María Santísima por la Santísima Trinidad. El Baptisterio esta dentro de la Sacristía, y ésta se encuentra detrás del altar mayor y está muy falta de ornamentos, registrando apenas una casulla y otros muy escasos. En ese momento ordenó hacer dos casullas, una blanca y otra negra, y colocar una imagen de San Felipe Neri.

Ordenó en su visita la disposición de un terreno para la construcción de un cementerio, pues no había, y también la construcción de una iglesia nueva de tapias y rafas, de una sola nave para ese momento, pero con disposición de hacerse de tres naves.

Registró para la feligresía la matrícula de 488 almas, entre blancos, negros, mulatos, esclavos, libres, hombres y mujeres, gente de todas las clases y el fundador de la comarca, Don Nicolás de León le asegura que pasan de mil almas las existentes en este Valle o Parroquia.

También deja constancia de que para el año 1747 vivía en el Valle de El Guapo la familia de Don Juan Francisco de León, de la Isla del Fierro, una de las Canarias. Después de un enredo político en Caracas contra la Compañía Guipuzcoana fue enviado a España junto a su Hijo, Don Nicolás de León, muriendo el primero en Cádiz y Nicolás sirvió de soldado granadero en la Plaza de Orán durante veinte años. En el año 1773 regresó a Caracas y al año siguiente recibió de manos del señor Agüero, Gobernador de Caracas y Don Fernando Cuadrado, seiscientas fanegadas, doscientas para él y el resto para veinte vecinos, y le dieron orden para agregar a cuanta gente pudiera, no solo en sus tierras sino también en las demás tierras del valle que corresponden al Rey. Al regresar a El Guapo, Nicolás consigue más de ciento cincuenta vecinos, información que remitió inmediatamente al Gobernador de Caracas, quien más tarde lo nombró Teniente y sin dudas afirmada que el Rey podía nombrarlo Capitán poblador con la intención de que tuviese toda la autoridad en este Valle de El Guapo, pues la gente lo estimaba mucho, principalmente los pobres, a todos favorecía.

Otros pobladores del Valle de El Guapo, mencionados por el Obispo Mariano Martí son:

· Don Bartholomé Espinola, genovés, quien vivía mal con Isabel, mulata libre.

· Juan Santana, de las Islas Canarias, quien vivía mal con María Salas.

· Valentín Quintana, natural de las Islas Canarias, hacendado de cacao que vivía mal con Antonia, esclava de un tío suyo.

· Juan Felipe N., pardo, quien vivía mal con Plácida, negra hacendada de cacao, libre.

· Manuel Guillén, natural de Canarias, quien fuera Teniente del Gobernador de Caracas antes de mudarse al valle.

· Juan Simón Lisneros, negro libre, casado en los llanos cerca de Orituco.

· Don Joseph Hernándes, natural de Canarias, casado en aquellas Islas, hacendado con más de siete mil árboles de cacao.

Para ese entonces, el Teniente del Gobernador era Don Diego Hernández Martínez, isleño. Los pobres de la comarca se quejaban de él porque los ponía en la cárcel y los multaba. El Teniente también tenía haciendas de Cacao a una distancia de dos leguas de este pueblo.

El cura que halló el Obispo Mariano Martí en su visita fue el padre fray Joseph Francisco Segovia, Franciscano, que servía en la Parroquia desde el 5 de julio del año 1783, por ausencia causada de enfermedad del cura titular Don Santos Mendoza, que tenía cinco años en Caracas con el pretexto de curarse de una enfermedad.

Sobre el origen del Curato, redacta que consiste en que Don Nicolás de León, fundador, se presentó por sí y en nombre de los demás habitantes ante el provisor Muños diciendo que estaba construido un Oratorio público en dicho valle con legítima licencia (no dice de quién) y preparado lo necesario para celebrar Misa por un Capellán, a quien se contribuiría por parte de los hacendados y demás habitantes y que administrase solo el sacramento de Penitencia y Comunión, por la distancia a otro Curato. Dicho provisor Muños proveyó el 14 de mayo de 1776 y haciéndose cargo de éste concedió licencia para que en calidad de Oratorio público, Viceparroquia o como mas conforme a derecho fuera, se pudiesen hacer indistintamente todas las funciones parroquiales, hasta presenciar los matrimonios por el Sacerdote que el provisor nombrara y sobre todo recibir la visita del Cura de Cúpira. El 22 de Julio de 1776 se registró la primera partida del nuevo Curato, correspondiente a un casamiento.

El Obispo Martí reseña que los guapeños no acostumbraban a oír Misa en los días de fiesta, y que en esta feligresía se experimentaba mucha discordia y divisiones, por razón de que la gente estaba a favor de Nicolás de León y en contra del actual Teniente, Diego Hernández Martínez, quien en el poblado no era tan bien conceptuado ni tenido como hombre de bien.

Se describe El Guapo como un sitio elevado, alegre, sano y sin plaga de mosquitos pequeños y algo fresco, no como los sitios otros de esta provincia. No es del todo llano. Esta inmediato a la barranca del río, y allí mismo se junta el río nombrado Chuspita, que no tiene mucha agua, con el río nombrado Guapo, que es más copioso y de aguas mejores o más sanas y corren por todo este valle hasta el mar. Por ese río yo subí navegando con una canoa grande que carga más de cien fanegas de cacao hasta cerca de una legua de este pueblo, afirma el Obispo Mariano Martí. Para el año 1784, el pueblo apenas se iba formando, tendría unas ochenta casas que, aunque imperfectas, formaban una plaza y calles.

Le comenta Don Nicolás de León que en el Valle de El Guapo habría unas ciento veinte haciendas de cacao, entre grandes y pequeñas, y que para las cosechas pasadas (junio, 1783) se embarcaron para La Guaira más de dos mil fanegas, estimando para los próximos cuatro años embarcar hasta seis mil fanegas. Además del cacao, para la fecha se cultivaba en El Guapo, yuca, plátanos, ñames, frijoles, caña dulce, algodón y maíz, el cual no se daba todo el año porque las lluvias eran muy continuas, predominando este rubro en los meses de marzo, abril y mayo. Afirma el fundador del pueblo que en este Valle se da cuanto se siembre, y que el cacao es una planta muy duradera, pues las platas que él tenía antes de irse a España, en 1747, las encontró en el monte, cargadas de frutos, cuando regresó, casi treinta años después.

Para continuar con su recorrido pastoral, el Obispo Marinao Martí se encaminó hacia Cúpira el 15 de febrero de 1784, dejando atrás las imponentes montañas guapeñas, con sus haciendas de cacao que iban en progreso gracias a la energía de su gente trabajadora.

Luis Enrrique Díaz

Abril 2021


Recopilación:

Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela. Consultado en: https://books.google.co.ve/books?id=IGZaAAAAMAAJ&pg=PA644&lpg=PA644&dq=nicolas+de+le%C3%B3n+1747&source=bl&ots=oNwT0KrQAS&sig=ACfU3U0sltD-Ekk-a9Da2qA2x5jLP7eQAg&hl=es&sa=X&ved=2ahUKEwjFkK_r_4vwAhV1SzABHaJuDDUQ6AEwD3oECBwQAw#v=onepage&q=nicolas%20de%20le%C3%B3n%201747&f=false

Garmendia O. (2021). El Libro Secreto del Obispo Mariano Martí. Recuperado de: https://correodelara.com/el-libro-secreto-del-obispo-mariano-marti/

Martí, Mariano (1969). Documentos relativos a su visita Pastoral de la Diócesis de Caracas 1771-1784. T. II. Libro Personal. Caracas: Academia Nacional de la Historia

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