Martín y Diamela, desde Valle Guanape partieron hacia El Guapo cargando animales domésticos y para la cría con la intención de asentarse en éste pueblo que sería su hogar y hoy el suelo de sus hijos, nietos y demás familiares.
La audacia de Diamela rápidamente la llevó a comercializar el producto de la cría de estos primeros animales vendiendo huevos y carnes, y que inconscientemente dio origen a lo que por más de cincuenta años hemos conocido como la Bodega o Cantina Solano, en la Calle Cumbito de El Guapo.
Gracias a la disposición de sus familiares y amigos, especialmente de Bárbara León, bisnieta de Martín y Diamela, podemos hoy compartir las líneas que a continuación les presento. De antemano les digo: vale la pena leerlo hasta el final, es una historia motivadora.
“Diamar: Amor y Trabajo”
Los orígenes de este negocio, aproximadamente en la década de los sesenta, comienzan con la compra de carnes, que se obtenían en las carnicerías de Río Chico, para su venta los fines de semana. De diez kilogramos semanales, Martín y Diamela fueron aumentando paulatinamente la cantidad de carnes y agregando otros rubros.
Al principio, el espacio que disponían para el comercio estaba hecho a base de hojas de casupo sostenidas en forma entrelazada sobre paredes de bahareque. Uno de los pilares para su constitución fue el financiamiento otorgado por el Sr. Santo Ferragusto de la localidad vecina de San José de Barlovento; con ello, abastecerían por completo de productos alimenticios, charcutería, papelería, golosinas, elaboración de dulces criollos, oferta de pan, objetos de ferretería como repuestos para bicicletas, cauchos, del mismo modo, juguetes para los niños; también, predominó la compraventa de Kerosene, pues los habitantes del pueblo y también de los caseríos cercanos a ésta población como El Níspero, El Guamal, Chuspita, La Española y la parte alta de La Represa se dirigían a la Bodega Solano para obtenerlo y con ello, hacer fogones, mecheros. Tal progreso y crecimiento ganaron en la Cantina Solano, que la misma ofreció créditos a los habitantes de El Guapo; ya no solo para abastecerse de víveres y combustible, el lugar se convirtió también en centro para grandes reuniones, fiestas los fines de semana, vendiendo cervezas, acompañados de partidos de cartas y la característica “rockola”, que alegraba tanto los días como las noches, con canciones de todos los géneros: rancheras, joropos, vallenatos, salsa, boleros, también, el llamado “raspa canilla”.
Si algo esperaban las personas de la comunidad eran las deliciosas hallaquitas, algunas blancas, otras rellenas con chicharrón, preparadas en fogón por las sutiles manos de la Sra. Diamela, en horas de la mañana ya los vecinos las esperaban para el desayuno, volviéndose una costumbre, como también lo fueron sus dulces de plátano: “bañaos” que se vendían a Bolívar y endulzaban las tardes junto a las deliciosas conservas de coco.
El Sr. Martín, siempre mantuvo su carácter regañón, los individuos que llegaban para ofrecer verduras, se escondían y esperaban su descuido para negociar con la señora Diamela, debido a que él respondía:
- ¡Eso no se vende, aquí no vamos a comprar nada!
Con amor infinito y el sustento que brindaba dicho comercio, esta pareja formó a su familia: seis hijos que crecieron viendo el ejemplo del trabajo y la vida honesta, ¡ni hablar de todos sus nietos y bisnietos!
La Doña, era fanática y exitosa en los juegos de azar, tenía por tradición jugar a la lotería todas las tardes, sus números preferidos fueron: 64, 85, para Caracas, Zulia A y B. Ella parecía incansable, es increíble todo lo que podía hacer en un día: atender a sus hijos, esposo, la bodega, la casa, mascotas, el huerto y, aun así, permanecía intacta, por si eso no bastara, este negocio retrasaba el cierre de sus portones a altas horas de la noche, ¡Diamela esperaba hasta el último comprador sin estimar circunstancias!, de hecho, cuando quedaba alguien por fuera llamaban en la entrada, los hijos siempre le manifestaban su descontento, ya que dicha situación traía consigo varios peligros… A lo que ella respondía:
- ¿Quién me va a robar a mí?
Varias anécdotas de este estilo, forman parte de la historia de la Cantina Solano, un vivo ejemplo de sacrificio, amor, progreso, además de abundancia. Cualquiera que llegase tenía las puertas abiertas, era recibido con una taza de café con leche, pan en las manos y las hallaquitas con queso, ¡que nunca faltaban!, siempre demostrando cariño.
Eso fue Diamela: una mujer tierna, emprendedora, luchadora, ¡bondadosa!, en sus propias palabras: “ yo soy un hombre para trabajar”, realmente hermosa en todos los sentidos y así lo reflejó en su bodega, donde vivió al lado su amado esposo Martín por más de 60 años, junto a sus hijos, nietos y bisnietos, a quienes les daba amor y toda su atención, desde los pequeños que estaban en la escuela, hasta grandes, no tenía límites; los vio crecer, formó para el día de mañana y les enseñó a ganarse las cosas con esfuerzo, valores como honestidad, pertenencia, pulcritud, respeto, bondad y el pudor que tanto emanaba de ella, simplemente inalcanzable e incomparable…
Cabe destacar, que la “Cantina Solano”, con cada uno de los bienes y servicios proporcionados, generó movimiento en la economía de El Guapo, aumentando las compras mediante los créditos otorgados, beneficiando a campesinos que también ofrecían sus rubros, los cuales se destinaban para la venta; también a los particulares con el llamado “Fiao”, aparte, la comercialización del cacao que provenía de los conucos de Don Martín. El destino de los habitantes y conocedores que visitaban la comunidad era este local, sea para el goce, disfrute de las canchas de bolas que existían, comer, bailar, hasta pasar los despechos; una gran muestra de abundancia que perduraría por largos cincuenta años.
Diamela Dáger de Solano, mujer emprendedora que sobre sus hombros llevó la Cantina Solano durante más de cincuenta años:
Nació en Jabillar, cerca de Valle Guanape en el Estado Anzoátegui en el año 1930, oriunda de una tierra llena de gracia, donde las personas te reciben con una sonrisa, los caballos son el día a día galopando en las calles, caminos y al margen de ríos espectaculares donde resaltan rocas gigantescas y aves que anuncian la presencia del alba. Ése suelo fue testigo del primer suspiro de una bebé con ojos claros cual amanecer, mechones de pelo tersos, nariz prominente y piel blanca. De niña, crecería rodeada por las maravillas del campo junto a las labores que éste trae consigo: pilar maíz, siembra de cultivos, ordeño de vacas, preparación de queso, cazabe, arepas, arreo de ganado, procurar de los peones… Volviéndose el trabajo su primer valor.
Para Diamela, lo más importante era ganarse las cosas con el sudor de su frente, pues creció rodeada de responsabilidades. Aun así, el amor tocaría a su puerta, conociendo a Don Martín Solano, un hombre de carácter tenaz, seguro y comprometido, quien lo demostraría al proponerle matrimonio.
Luego de tantos esfuerzos, Diamela y específicamente su padre, aceptó; generando así la despedida de su terruño que presenció gran parte de su vida y la formó como un ser humano honesto, trabajador, de grandes valores e intachable moral; su destino era un pueblo hermoso de Barlovento llamado “El Guapo”, donde los ríos, terrenos, plantas y los demás tesoros de la naturaleza destacan en todo su esplendor. En El Guapo, la comida y dulces típicos son tan inigualables como su gente emprendedora, que se levanta cada día con el sol para labrar la tierra, talentosas en diversos ámbitos, sea deporte, cultura, académico ¡y más!, demostrando que la constancia, junto a la lucha por alcanzar los sueños son la clave del éxito; una Parroquia característica por el olor a cacao, comparsas en carnaval, parrandas decembrinas y grandes fiestas, a la cual llegarían preparados con: gallinas, loros, patos, morrocoyes, cochinos, para criarlos. De estos animales obtuvo provecho, pues los huevos se destinaban al comercio, comenzando paso a paso con lo que sería la formación de la Bodega “Cantina Solano”.
Fragmentos tomados del Texto “Diamar” de Bárbara León, elaborado con el apoyo de la familia Solano Dáger especialmente para ser compartido con todos ustedes en Los Papeles de Luis.
Luis Enrrique Díaz
Noviembre 2021
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