Mi Sangre Carucho

 


En este ir y venir con el tiempo, nos ha tocado despedir a nuestros antepasados, los pilares de las familias que hoy tenemos. Estas personas, al igual que nosotros, en sus haberes tuvieron también las responsabilidades de sostener una familia, levantar un hogar y enfrentar los retos que la vida misma les tenía preparados. ‎Ellas son el origen de a quienes con inmenso amor le llamo "La caruchera de Tomasa". Esa porción del Carucho que se vino desde las montañas que colindan con el estado Guárico, dejando también por aquellos lados rastros de su descendencia afroindígena, tal vez ligados a los indios Tomuzas.

‎En la imagen, generada por Inteligencia Artificial, se aprecian tres Carucho de mi familia: Tomasa, Ramona y Lorenza, de izquierda a derecha. Y hoy quiero hablarles de ellas...

‎Tomasa, mi bisabuela, nació en Playa Grande, al sur de nuestro pueblo en el año 1926. Dedicada toda su vida a la pesca y agricultura, parió 16 hijos, de los cuales solo 8 fueron sobrevivientes y a quienes pudo ver crecer y formar sus familias. De ella descienden: Ramona (+) y Lorenza (+), hijas de Cruz María Ruiz (Crumaco); Adela, Isabel, Eugenio, Alberto, Inocencia y Alexis, hijos de Germán Hernández (Pavo Chocho). Vivió en Bajo Seco gran parte de su vida, allí crío a esa muchachera, con quienes luego se vino a vivir a El Guapo, donde disfrutó también de sus primeros nietos y bisnietos. Era muy conocedora de los secretos del campo, tendía casabe y tejía esteras, también era muy buena bailadora de bandola. Atendiendo su parcela en La Fune, murió allí en el año 1995.

‎Ramona, mi abuela, nació en Bajo Seco en el año 1949. Vivió durante su adolescencia con una familia en el pueblo, allí aprendió a leer y escribir; mientras ayudaba en las labores del hogar. De allí, se va a trabajar a Caracas, atendiendo estas labores de los hogares, y al tiempo consigue la adjudicación de un terreno para construir un kiosco en La Encrucijada de El Guapo, a mediados de los años '80. Allí se dedicó por muchos años a la preparación y venta de comida rápida al viajero, en su fondo de comercio al que llamaba "Kiosco Ramonita" y que ofrecía los servicios de restaurante. De ella nacieron Hermelinda, las morochas Juana María (+) y Juana Francisca (mi mamá), hijas de José Díaz (Macanúo); Eduardo (El Niño), hijo de Silvestre Bustamante, y Wendy (+), hija de Felipe Blanco. Vio nacer y pudo disfrutar de todos sus nietos, quienes la recordamos con profundo amor y entero agradecimiento. Era anfitriona de los eventos familiares: paseos, cumpleaños, visitas, reuniones, proyectos y más. Producto de complicaciones circulatorias no pudo trabajar más, apenas a los 53 años de edad, y al poco tiempo murió a causa de un paro respiratorio en el año 2008.

‎Lorenza, mi tía, nació también en Bajo Seco y su adolescencia fue similar a la de mi abuela, con la diferencia de que fue más alocada y aventurera, tal vez mucho para el tamaño que tenía. También acompañó en las labores de atención en el restaurante familiar y se dedicó por muchos años al cuidado y servicio de una familia capitalina a quienes adoptamos como nuestra familia también, o ellos a nosotros, no se. Parió a Daniel de Jesús (El Gordo), hijo de Jesús Mecia y a Edward Emiliano (+) (El Mudo), hijo de Emiliano Alviarez; a sus otros dos hijos no los pudo parir pero sí pudo darles amor hasta que más no pudo, son los hijos de Mirian y José Lobos: Julio y José Luis. Fue una mujer muy divertida, amable y servicial, necia para los oficios y atenta a las celebraciones y demás momentos especiales. Aún recuerdo el sabor de sus comidas y su emoción con el nacimiento de mi hija menor. Sufrió mucho a causa de problemas respiratorios hasta el momento de su muerte en el año 2024.

‎Con ellas crecieron mis otros tíos, de quienes han nacido muchos primos y de ellos, sus hijos, también mi familia. A parte de ellos, están los otros tíos y primos que no vienen directamente a este árbol genealógico pero sí conservan el vínculo directo con alguno de los que sí están pegados a las ramas; por ejemplo, los Domínguez de la Malariología, los Hernández y lo Ruíz del Pueblo Abajo, también los Díaz de la Calle Real. ‎Hoy, el apellido Carucho está disperso, pero siempre estoy atento al escucharlo o leerlo; por aquí en nuestro pueblo están los descendientes de Leona y mi tía Jesús Carucho. En El Níspero tienen gran presencia, especialmente los que descienden de Enrique, también en El Guamal y La Represa. Mas allá de estas montañas, en el Estado Guárico y Carabobo también tiene presencia, sin dejar a un lado a quienes han traspasado los límites geográficos de nuestro país.



‎‎Luis Enrrique Díaz
20 de septiembre de 2025

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